Científicos del país, Latinoamérica y el mundo se reunieron en Rosario para analizar los avances en bioingeniería en el marco de la XVII edición del congreso de la Sociedad Argentina de Bioingeniería (Sabi) y de las VI Jornadas de Ingeniería Clínica, que se realizaron por primera vez en la ciudad del 14 al 16 de octubre. Hubo debates, conferencias, simposios, seminarios, mesas redondas y se presentaron no menos de 200 investigaciones. Para satisfacción de los organizadores, la presencia de los jóvenes fue masiva.
La cumbre científica llegó a la ciudad de la mano del Polo Tecnológico de Rosario (PTR) para abordar, entre otras novedades y adelantos, la tecnología aplicada a instrumentales médicos y de rehabilitación. El 70 por ciento de las investigaciones presentadas tiene aplicación en la salud, el 20 en el agro y el 10 restante en prótesis para personas con discapacidad.
ˆ Para Darío Rocha, miembro de la Sabi y del PTR, el congreso realizado es fundacional por la apertura de posibilidades de trabajo, de acción y de creación de conocimiento con valor agregado como impronta. En su opinión, “en Rosario la bioingeniería no tiene presencia académica, no se aplica al sector productivo y está disociada de la biotecnología, que tiene su fuerte en el agro, cuando lo ideal es un desarrollo armónico entre ambas”.
ˆ Sobre ese marco, Rocha enunció los objetivos del encuentro. “Incrementar a nivel local la sinergia entre bioingeniería y biotecnología, potenciar las aplicaciones agrotecnológicas y motivar a los estudiantes hacia la industria del conocimiento”. Este acercamiento permitirá a los egresados despegar desde el empleo hacia la creación de productos y servicios para ofrecer al mercado internacional.
ˆ “La bioingeniería tiene un horizonte infinito”, sostuvo Rocha. Esta expectativa constituye el escenario ideal para saldar brechas entre el ámbito académico y las necesidades cotidianas. “Es necesario ensamblar el conocimiento con las necesidades y requerimientos de una sociedad que crece”, explicó.
Para los organizadores, el encuentro entre científicos, empresarios e investigadores, actuales y futuros, tiene el potencial para lograrlo.
Primero el paciente . “Avanzar tan rápido como se pueda en tecnología pero no olvidar al hombre”, fue el mensaje que dejó el portavoz de la Universidad Favaloro Argentina, Eduardo de Forteza, quien disertó sobre La fusión del humanismo médico y la tecnología, legado de René Favaloro. Para el profesional, la avanzada en la técnica tiene un límite: la rigurosidad, la conciencia y por sobre todo la conjunción de innovación y la empatía con los enfermos. “Personalizar el seguimiento de los pacientes y capacitarse en humanidades”, fue el mensaje que dejó para médicos e ingenieros respectivamente.
ˆ También de la conducta asociada a la ciencia habló el ingeniero cubano José Folgueras, quien disertó sobre Desarrollo de equipos médicos, ética y valor agregados. Para el investigador, que se especializa en estos instrumentos, a los estudiantes se les debería enseñar desde el primer año “que existe la palabra ética, y a medida que avanza en su carrera, debe ir complejizando ese concepto hasta transformarlo en una conducta concreta”. l