12 abril, 2010

La tecnología como herramienta de inclusión social en la sociedad moderna

83ece112ec70792cd12dae2d991597dc

La Capital Bajo la premisa de que "con la tecnología se dan más oportunidades para despegar, tener más y mejor trabajo, más educación, conocimiento y más relaciones en el mundo" el especialista en el mercado de la tecnología de la información y la comunicación (TIC) Alejandro Prince, presidente de la consultora Prince & Cookeaseguró que en poco tiempo, la Argentina puede estar a la vanguardia del proceso en donde "el crecimiento del acceso a Internet, la movilidad y la convergencia" logren borrar la frontera de la brecha tecnológica existente en la sociedad. El analista, en cambio se mostró preocupado por saldar "la brecha analógica", cuestiones vinculadas a la mejor distribución del ingreso, la salud y la educación.

Prince llegó a Rosario para el lanzamiento del curso de posgrado para la formación de empresarios TIC —que contará con profesores de primer nivel como Alejandro Piscitelli, expertos en seguridad y herramientas de gestión, entre otros— que se realizará entre las firmas que integran el Polo Tecnológico Rosario. Antes de la conferencia denominada "Mercado TIC e Internet en Argentina: 2009-2010" que convocó a más de 60 interesados en la capacitación mantuvo este diálogo con LaCapital.

   —¿Cómo está el mercado TIC en Argentina?

  —La última década podría llamarse la década digital en la Argentina. Hemos pasado de prácticamente no tener celulares a tener 36,5 millones de líneas móviles en uso, según datos del año pasado, aunque el gobierno dice un poco más. Hay 9 millones de líneas fijas, se vendieron 2,3 millones de computadoras personales, de los cuales un 35% fueron portátiles y esto marca una tendencia cada vez más pronunciada sobre hacia la movilidad. Además, porque de los 36,5 millones de celulares un 10% son teléfonos de la línea premiun, 3G, con acceso a Internet. En más de 4 o 5 años vamos a tener la mitad de los celulares conectados a la red. Las ventas de este año va a ser de más de 2 millones pero aumentará al 50% la venta de netbooks y notebooks.

   —¿Cuáles son las nuevas tendencias que se vienen?

  —Estamos viendo dos indicadores. La gente quiere movilidad y vemos muy fuerte la convergencia, más allá de que

suspendieron la aplicación de la ley de medios, existía la posibilidad de que todas las empresas compitieran con todas, que se rompan la cabeza entre ellas. El Estado tiene que preservar que la competencia sea mucha y legal y el consumidor esté protegido, después el tamaño de las empresas no debería preocupar. Pero esta posición es un tanto liberal y hoy no es compartida. Por otra parte, tenemos otro indicador que es Internet. La Argentina tiene 23 millones de usuarios, un 57% de penetración, y tenemos 4 millones de conexiones de banda ancha en hogares y empresas. Es el país de Latinoamérica con esos dos indicadores más altos. Estamos un poquito detrás de Chile, pero estamos por delante de México y Brasil, con quien peleamos a veces un poquito el lugar. Tenemos el 57% de penetración y no está mal, cuando en Latinoamérica es del 33% y el promedio mundial, respecto a la población total del mundo, es de 24%. El primer mundo sí, 70 u 80%. Se viene el acceso a Internet, la movilidad y la convergencia.

   —Se habla de que el celular ganará terreno cada vez más. ¿Qué soporte ocupará un lugar preponderante en el futuro?

  —El celular es un montón de cosas, la cámara digital también y ahora el televisor. La gente no se da cuenta de que lo importante de la TV digital no es ver en una pantalla más grande y con más definición y colores el fútbol sino que trasmite IP, es televisión interactiva. Con un decodificador de segunda generación es un dispositivo de acceso a internet. La TV vista desde ese lado puede ser la que haga que el 43% de la población que falta, la base de la pirámide, la gente más pobre, con menos ingresos económicos, con menos cultura y menos posibilidades y expectativas que no está lista para comprarse una portátil de 1.500 dólares y pagar un abono de banda ancha de 150 pesos pero sí tiene un televisor, es más tiene dos porque en Argentina el nivel de acceso en los hogares es 2,2.

   —Parecería que falta mucho camino por recorrer para llegar a esta realidad.

  —Falta, pero el recambio de televisores gordos a pantallas planas tardó entre 5 y 6 años, el recambio de un televisor sin control remoto a con control remoto también, y el recambio de blanco y negro tardó menos, tardó 4. Estoy seguro que el recambio a un TV digital con una botonera con la que puedo jugar con Sofovich o hablar con Mirta Legrand o comprar, puede ser que se tome 6 o 7 años pero estamos hablando de cortos plazos en términos históricos en la Argentina. En mucho menos de 10 años el concepto de brecha digital no existirá, si brecha digital es conectividad. Todos van a tener un dispositivo o dos, un celular en la mano y una TV en la casa y algunos una portátil y otros aparatos. Pero nos vamos a dar cuenta que no alcanza, que lo importante son las brechas analógicas.

   —¿A qué se refiere con que lo importante son las brechas analógicas?

  —Tenemos que solucionar la brecha de distribución de la riqueza, el trabajo y de la educación, de niveles mínimos de educación de esa base de la pirámide porque de lo contrario no van a poder aprovechar en el mismo grado la tecnología que un chico que tiene resuelta su subsistencia. Esta discusión tiene una vuelta interesante. Se dice que deberíamos no conectarlos sino primero ponerles agua, luz y comida. Yo creo que no es así. Y en esto hay una analogía histórica. Cuando Sarmiento dijo vamos a educar al soberano y entró a repartir escuelas y maestros educados en Boston o en Europa y plantó bibliotecas públicas uno podría haber dicho para qué se va a educar a esta gente que tiene que laburar en el campo, pero eso fue lo que nos hizo grandes en su momento. Realmente un 30 o 40% de la población está debajo de la línea de la pobreza y si no está debajo, esta justo encima y no es que no tienen plata sino que no tienen esperanza. La tecnología, entre otras cosas, es una parte entretenimiento porque esa gente va a entrar a la tecnología por motivación del divertimento, también es una herramienta para comunicarse, informarse. El trabajo que se haga con comunicación e información se hace mejor, sea cual fuera. Un amigo hizo un trabajo en las favelas de Río de Janeiro en donde se advierte que en la villa tener un dispositivo que les permite comunicarse e informarse les mejora sustancialmente la vida. Con la tecnología creo que se dan más oportunidades de poder despegar, salir, tener más y mejor trabajo, más educación, conoci
miento, m&aacut
e;s relaciones en el mundo.

   —¿Qué papel debe tomar el Estado en todo esto?

  —Estar más insertados en el mundo, por supuesto que no es mágico y no vamos a ver que por más que una persona tenga un celular en tres años se convertirá en ingeniero. Es un proceso que va a llevar 30, 40 o 50 años. Pero estoy convencido, soy un optimista tecnológico, de que como esta tecnología es de comunicación e información y comunicarse e informarse siempre es bueno, no tiene riesgo, es lo que nos hace ser una sociedad. El verdadero aprovechamiento va a depender en muchos casos del individuo pero también de que haya políticas que ayuden apalancándose en la tecnología a mejorar su nivel de ingreso, de conocimiento, de educación.

   —¿Qué rol deben ocupar las empresas en este mercado TIC creciente?

  —Si quiero tener una buena inclusión digital, si quiero que la Argentina esté en el mundo global también el país tiene que estar en la sociedad del conocimiento. En la sociedad del conocimiento hace falta la inclusión de todos, y además de tener infraestructura y cañerías hacen falta los proveedores, las empresas que desarrollan tecnología para equilibrar la balanza tecnológica en la Argentina. Los que generan tecnología para poder atender mejor a los clientes internos, no solamente para exportar software. El nivel internacional que obliga a las empresas a competir con los mejores estándares hace que estas empresas tengan que certificar, hacer cursos para competir en el mundo y cuando atienden a nivel local está traspasando un nivel de clase mundial.